
#RookieCervecero: ¿Cerveza con o sin espuma?
Una importante interrogante cuando te dispones a servir una cerveza en un vaso es: ¿qué tanta espuma debo dejar? Muchos creen que no es necesaria, pero la verdad es que la espuma juega un rol bastante importante en el aroma y en el sabor de una cerveza.
La espuma es el resultado de la fermentación de la cerveza. Una vez que la levadura (un pequeño organismo que nos ayuda a hacer cerveza) comienza a descomponer los azúcares y los almidones del mosto cervecero (agua con azúcares de la cebada), se empieza a liberar alcohol y dióxido de carbono, lo que hace que la cerveza se gasifique de manera natural.

La espuma es una reacción natural del proceso cervecero.
Una vez en una botella o en una lata, la espuma deja de ser visible a simple vista debido a la falta de aire en los recipientes y las diferencias de presiones atmosféricas entre el interior y el exterior de la botella. Una vez que la cerveza vuelve a tener contacto con el aire, la espuma vuelve a aparecer, sobre todo cuando la sirves.
La espuma se forma cuando un gran número de burbujas de dióxido de carbono suben a la superficie de un vaso y explotan. Dependiendo de la manera en la que sirvas la cerveza, la espuma puede ser mucha o poca. Nuestra recomendación es que la sirvas en un ángulo de 45 grados a una velocidad media, para que así la espume no brote mucho más que la propia cerveza.

Te recomendamos que sirvas tu cerveza en un ángulo de 45 grados.
Pero después de todo este conocimiento cervecero, ¿la espuma es importante o no? Sí, la espuma es muy importante ya que protege a la cerveza del contacto con el aire, lo que evita que ésta no pierda su carbonatación. Nuestra recomendación es que, por lo menos, dejes dos dedos de espuma.