
Así interviene la temperatura en la cerveza
La temperatura juega un rol muy importante en varias etapas de la producción cervecera. Empezando desde la fermentación y terminando con el servido de una cerveza, cualquier variación en la temperatura, puede modificar el resultado final.
La cerveza se divide en dos grandes familias cervecera: Ale y Lager. La diferencia radica en la temperatura a la que se fermentan. Las cervezas Ale se fermentan a una temperatura que oscila de entre los 15 y 25 grados centígrados, mientras que las Lager suelen fermentarse a temperaturas que van de los 5 a los 9 grados centígrados.
Dependiendo de la temperatura a la que se fermente, las cervezas pueden ser Ale o Lager.
La variación de la temperatura también puede cambiar entre familias dependiendo del estilo cervecero que se quiera preparar. Una vez que la cerveza es embotellada o enlatada, la temperatura también juega un rol muy importante, ya que dependiendo del estilo cervecero, la temperatura perfecta a la que se debe servir puede variar.
Por ejemplo, la temperatura perfecta para servir las cervezas Pilsner es de entre 3.3 y 7.7 grados centígrados, mientras que una Porter o Stout se recomiendan entre 7.2 y 12 grados centígrados.
La temperatura perfecta a la que se sirve una cerveza también es importante.
Esto se debe a que la temperatura de la cerveza afecta nuestras papilas gustativas; mientras que el frío potencializa la percepción de la carbonatación de una cerveza, temperaturas más cálidas potencializan aroma y algunos sabores, en especial el amargor.